En la actualidad no existe cura para la narcolepsia, y el tratamiento es sintomático y crónico, con el fin de controlar los síntomas que afectan a la calidad de vida del paciente y condicionan el desarrollo de sus actividades diarias.
El tratamiento de la narcolepsia debe ser individualizado, atendiendo a las características del paciente, ya que la severidad y frecuencia de los síntomas varían significativamente de una persona a otra.
Si el paciente puede efectuar siestas durante el día su rendimiento mejora, pero en muchos casos esto no es suficiente, y por lo tanto se necesita tratamiento farmacológico, que se centrará en el síntoma más invalidante, ya sea la somnolencia, la cataplejía, o ambos.
Para disminuir la somnolencia se utilizan agentes estimulantes del sistema nervioso central, que no alteren el sueño nocturno, por lo cual no se tomarán después de las 16:00 horas.
Es recomendable establecer unas normas para controlar los hábitos de sueño, como acostarse y levantarse todos los días a la misma hora, y evitar todos aquellos factores que puedan provocar insomnio (como comer mucho o realizar alguna actividad estresante antes de irse a la cama). Cuando sea posible, y siempre que no interfiera en el descanso nocturno, también puede ayudar dormir siestas breves a lo largo del día, y practicar ejercicio regularmente.
La narcolepsia puede tener graves consecuencias sobre la calidad de vida de los enfermos, ya que interfiere en el desarrollo de sus actividades escolares o laborales, así como en sus relaciones sociales. Los enfermos pueden sufrir accidentes a causa de los ataques de sueño que les pueden sorprender en cualquier momento, en situaciones como conducir o cruzar una calle, por ejemplo. Por este motivo los pacientes no deben realizar tareas que pudieran poner en peligro su vida en el caso de tener una crisis.
Para la cataplejía se administran fármacos antidepresivos.